jueves, 2 de agosto de 2007

Hay una nube escondida, estoy seguro
bajo esa nube grisperla,
una nube muy joven, todavía indecisa,
que
no sabe
si ser una nube, un pájaro o tal vez el sueño
de un niño dormido. Lo único cierto,
es que, de momento podría convertirse en cualquier cosa imaginable
y eso es algo que la llena de orgullo,
ser lluvia, sombra, árbol, recuerdo. Lo más hermoso –piensa-
es esta indecisión, consumirse
entre ser y no
ser,
haciéndose la ilusión de que uno mismo, yo, podría
haber
decidido aquel día
que ni siquiera supe que estaba naciendo

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