Pasa zumbando, supongo que el verano,
como un rey mago, el cuarto, que recorre sus dominios,
atiende a cuantos llegan pidiéndole asilo, sol, mar,
un amor, si puede ser, eterno
que dure por lo menos el verano,
su mayor parte
o por lo menos una tarde loca,
o tal vez una de esas apacibles,
que podríamos habernos encontrado, hace tantos años
y meternos ambos en la burbuja de tu sueño reciente,
contarnos
las eternas mentiras, inventar nuestro beso,
pero no, eso no ocurre ya ahora,
hay demasiados automóviles por todas partes.
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