domingo, 4 de marzo de 2007

Leo, alternativamente a Umberto Eco “Al paso del cangrejo”, Antonio Gala “Los pedestales de las estatuas” y Joan Butler “Donde menos se piensa, salta un heredero”. Y me deslumbro con el juego de luces y sombras que cada cual utiliza para convertir la vida en un carrusel, incluida la vida histórica, los acontecimientos remotos y recientes y la vaga idea de que todo puede reconducirse un disparatado fin de semana de la casa de campo de algún inglés de pura cepa, por lo tanto su castillo, pero venido a menos por el aquel de los impuestos y sin embargo impertérrito y confiado en la permanencia de la memoria del Imperio.

Una sonrisa para desmitificar la historia, otra para desdeñar la tragedia y una tercera para esconder la ilusión tras de cortinajes de escepticismo. A mí no se me habría ocurrido parar mientes en la paradoja de que unos hijos de labriegos emigrados a la ciudad y convertidos en guardias nacionales, autonómicos o municipales fuesen los que persiguieron durante nuestra sólo aparentemente indómita juventud a los niños pijos de izquierda ultraposromántica. Por eso, entre otras cosas, no me puedo parecer más que remotamente a Humberto Eco, regresado de nuestras coincidencias de lectura del comic juvenil de aquello de la reina Loana.

De antiguo, me refresco en la obra de Butler, traducida al castellano de cuando en mi opinión los editores lo eran y Janés nos proporcionaba Manantial que no cesa y Al Monigote de Papel, ambas colecciones en mi modesta opinión, cada una por un muy diferente abanico de razones inolvidable. He ido comprando, de viejo y a trancas y barrancas, la mayoría de unos títulos que ahora yacen en oscuros mechinales, amontonados sin orden ni concierto, oliendo a moho, pero una vez oreados se abren y ofrecen el tesoro de un contenido optimista –el Monigote- o trascendente –el Manantial-. Con frecuencia agradezco a don José Janés haber sido él mimso en los primeros tiempos de una editorial únicamente suya, es decir como él, a quien no tuve la suerte de conocer, debió ser, valiente, ilusionado, inteligente y con un prodigioso sentido del humor. -

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