jueves, 29 de marzo de 2007

Una tienda de flores, huele
a dolor de flor, a sacrificio,
a hierba recién cortada y tal vez lágrimas
de los personajillos del bosque y del jardín.
¿No os dais cuenta
de que le faltan al paisaje las huellas de muchos de sus colores,
las flores
que podrían haber llegado a ver incluso los más escépticos,
y que para poner el artificio de un adorno,
sustituir un manojo de palabras,
fingir un amor
o la tristeza
habéis arrancado parte de la piel
a la belleza misma
recién creada?

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