En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
jueves, 29 de marzo de 2007
Me empeño a veces en volver y no es posible. Creo que era una novela de Alba de Céspedes la que se llamaba en italiano “Nessuno torna indietro”. Y Heráclito, creo que fue, lo dijo de otro modo: nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. Volver. Inventar la máquina de regresar al tiempo anterior, reconstruir parte del pasado sería nada menos que detener la creación, que sigue ampliando el universo, pararse en armónico crecimiento de nuestra propia construcción como teselas del conjunto que nos abarca. Bastante es, pienso que inmerecido premio, haber tenido la oportunidad de haber estado aquí, dándonos cuenta de que somos, existimos, estamos integrados en este irreversible, incontenible hecho, en realidad acto de vivir impulsados hacia un futuro sin límites.
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