En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
jueves, 29 de marzo de 2007
Todo el paisaje es una obsesión que emborrona los colores, difumina el color naranja de la luz de este ocaso perezoso en medio de que, hoy, reclina el sol la cabeza sin un suspiro, siquiera del viento.
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