lunes, 26 de marzo de 2007

A medida que el mundo aparenta decrecer cuando la técnica posibilita comunicarse más y primero a bese de rapidez de los medios de comunicación y de transporte de noticias, personas y cosas, se hace más conveniente, opino, recrecer los grupos sociales y establecer normas de su interrelación. Las normas susceptibles de remendar el fracaso de las relaciones entre personas físicas y jurídicas deben, siempre en mi opinión, ser pocas, claras y muy generales. Lo que a su vez convierte en indispensable la existencia de un cuerpo judicial objetivo e independiente de todos los demás poderes y órganos representativos de cada sociedad, capaces por ello de aplicar aquellas normas generales a cada caso concreto con cuenta de sus peculiaridades y circunstancias.

Y en la nueva sociedad, es probable que se llegue a la conclusión de que conviene establecer un límite al enriquecimiento y a la riqueza materiales, por encima del cual, la riqueza corresponde a la comunidad humana y debe ser administrada en provecho de la reconversión de los mundos a uno.

Aún así, la vida será lo suficientemente ardua y difícil como para que entendamos los humanos que permanece la imposibilidad de regresar al Edén, para llegar al cual debemos de permanecer en el camino y la caravana hacia lo inimaginable.

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