En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 16 de julio de 2007
Entre una lágrima y la mar la diferencia sólo está en el tamaño y es posible que en el grado de salinidad.
¿Quién puede haber llorado tanto y con tanta amargura?
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