viernes, 6 de julio de 2007

No me canso nunca de mirar el mar, la mar
o es ella, él
quien no se cansa de mirarme cuando me ve absorto,
mirando perpendicularmente al horizonte,
más allá del que está, a la vez, todo y puede que no haya
nada.

Compartimos, humanidad, el mismo sueño,
alguien hay,
en alguna parte,
un cuentacuentos que nos lee incansable
para que continúe el libro de la historia
diciéndonos a todos las mismas cosas, por ejemplo
la voz de Julieta Greco, que por eso
nos enamoraba, cuando estudiantes,
a todos a la vez, y soñábamos
todos con la misma orilla izquierda,
que mucho más tarde, cuando fuimos a verla
no era más que la otra orilla del río unas veces,
otras la nuestra
pero ella no cantaba ya en ninguna.

Es posible que del otro lado
de la mar
estén la certidumbre
y la luz,
ambas en una canción que cante alguien con su voz.

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