Tengo tu nombre apenas pronunciado
por un suspiro de la mar, que hoy juega a ser espejo,
verdemar,
lo tengo, urgente, en la boca,
como un beso
-pájaro que bebe y apenas
toca el agua
del remanso-,
lo tengo, esperanzado, y no me atrevo
a decirlo y que así, sin más,
se convierta en recuerdo.
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