JUEVES 5 DE JULIO
Los ángeles no tienen,
no necesitan, luego no deben tener,
no tendrían sentido que tuvieran,
por lo molestas, en cierto modo antiestéticas,
inconcebibles,
alas.
Los ángeles,
sin cuerpo opaco, sentidos equívocos, capaces
de atravesar el aire y la materia,
de ubicuidad, tal vez,
sólo han de tener alas,
cuando están castigados
o son aún seminaristas de ángeles
y se convierten, durante cierto tiempo
en pájaros.
Mi custodio me toca en el hombro, lo siento:
¿y tú qué sabes?
Y, si no sabes
¿por qué aventuras estas cosas?
Yo le digo:
a ver, enséñame esas alas.
Pasa un soplo de viento, huele a ángel.
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