Hay noches y noches,
algunas tan oscuras, que vuelvo a la niñez,
se destacan
de las sombras
otras más oscuras, que tal vez no existan,
que imagino me siguen mientras cruzo la estancia,
subo las escaleras, me acerco
a la cama vacía, fría, húmeda
donde oculto que he vuelto a ser un niño
disfrazado de la vejez sin límites del miedo
a las sombra, lo oscuro, lo que bulle
más allá del pensamiento verdepálido que disfrazado de luz
pone la luna
sobre el miedo y a su alrededor
para domesticarlo en la medida de lo posible.
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