En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
jueves, 24 de enero de 2008
Creo que uno no debe implicarse en su blog, al fin y al cabo cuaderno de bitácora, relación d las vicisitudes de la travesía, pero no de los sentimientos del capitán, que debe redactarlo con objetividad, cosa que ha de apartarse, en la medida de lo posible, claro, de lo subjetivo. Por ejemplo, cuando lo importante es dejar constancia de la situación de esa isla recién avistada, de la hora y estado del tiempo, importa poco que al mismo tiempo al redactor único del cuaderno le estén doliendo las muelas o un pie, por más que lo esté pasando tan mal y deba sin embargo disimular para que no decaiga el espíritu de la tripulación ni disminuya su confianza. Y sin embargo sa acaba implicando cada cual en su medida, observo y hasta hay algunos que son mera expresión de los diferentes estados de ánimo de un ser humano, hombre o mujer, que cuenta con rigurosa, s decir, dolorosa exactitud, lo que siente ahí dale que te paga al ordenador, que tiene algo de esos supuestos amigos qu tienen la habilidad de escucharte atentamente en tus momentos de debilidad y cuando menos lo esperas te espetan después lo que les contaste cuando pensabas que hablabas solo contigo mismo. Lo malo del ordenar es que vuelves atrás, lées y él te devuelve tus palabras con la inexorable crueldad con que los niños te dicen las verdades.
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