jueves, 24 de enero de 2008

Todo, alrededor, es tierra amarilla,
se agazapa el pueblo,
podría estar vacío, alrededor
de la iglesia enorme, que tiene la torre
borrada de niebla.
No hay nadie, al parecer,
o todos
los vecinos se han disuelto en la niebla
o vuelan, disfrazados de estorninos, en bandada.
La radio sigue hablando de elecciones,
de partidos políticos,
de buenos –siempre los nuestros- y de malos
-los de ellos-,
pero algo está pasando en esta tierra, donde parece
que no queda nadie
para escuchar.
Tal vez, después de todo, haya esperanza
para todos.

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