En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
miércoles, 2 de enero de 2008
Cuando se acaba un camino, empieza la posibilidad de abrir otro que lleve a nadie sabe todavía dónde, todavía cuánto se tardará en llegar.
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