En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
viernes, 4 de enero de 2008
Tal vez cuantos libros se hayan escrito hasta hoy de una u otra forma, según cada cultura, cada posibilidad y cada época, incluida la vieja tradición oral de cuando no sabíamos escribir, son el mismo y único libro: historia de la humanidad. Pero en este caso no ocurre como en los libros de historia, que no cuentan más que los hechos y andanzas, los seños y los fracasos de unos pocos por esto o por aquello distinguidos de la inmensa masa de todos los demás, sino la historia completa, el anecdotario, y no sólo del mundo real, sino la del virtual y la del imaginario, la de todos los mundos imaginables, incluidos los posibles, los imposibles y hasta los soñados. Todos los mundos que están en este o con él, en otros tiempo y otros espacios paralelos, convergentes o divergentes.
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