viernes, 11 de enero de 2008

La tristeza ocurre
de pronto, como cambia el tiempo,
que amaneció l sol,
radiante,
y en un momento se ha convertido todo
en un caos de lluvia,
estrella el viento sus amenazas,
¿anatemas?,
contra la ventana inerme y los límites,
lejanos,
del paisaje.
La tristeza
es como la niebla, que, vamos por la montaña,
cae
y te desorienta, porque todo,
bajo ella, puede haber desaparecido
al dejarnos, como vamos, ciegos.

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