Han pasado las horas,
seguro que en el mundo han estado ocurriendo cosas sin cesar,
cosas tremendas,
que habrán hecho reír y llorar a una multitud incontable
de personas que ni siquiera se conocen,
que hablan lenguas distintas en diferentes países
separados por distancias inmensas.
Han pasado
No están, esas horas tremendas, llenas a reventar de acontecimientos
sorprendentes,
extraños,
pero que
¿de verdad han ocurrido?
Te he traído una flor.
Sonríes, dubitativa. ¿Es posible
que haya en el mundo alguien
que esté llorando
precisamente ahora?
Se me ocurre pensar,
Que para que nosotros
gocemos,
o suframos
tiene que haber alguien, en algún lugar
que equilibre nuestra alegría con su dolor
o este sufrimiento nuestro
con su placer. Si no, el mundo pararía su amrcha,
desequilibrado.
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