martes, 20 de febrero de 2007

Ayer, por la mañana, en el despacho
de una bella notaria,
me he comprado un piso que estaré ahora pagando
hasta morir.

Me han dicho hermosas palabras
para mi
desconocidas: usted
se subrogará,
usted
padecerá, hasta que muera,
una bellísima hipoteca,
mayor o más pequeña según el mibor.

Esto del mibor tendrá que ver,
digo yo,
con algo de la mar,
de navegar a vela
en busca de los pasos del norte y del nordeste
de donde vienen los vientos
limpiando el pálido azul
del cielo y limpiando las cabezas todas
de malas
tentaciones.

1 comentario:

A N A D O U N I dijo...

Me compraría un barco después de leerte. Pero ocurrió que algún día me he mareado viéndolos atracados en puerto. Ese movimiento hacia ningún sitio es la eternidad.

Un abrazo.