viernes, 23 de febrero de 2007

-¿Y tú quién eres –preguntó el árbol al viento-?
-El viento
-¿Y para qué sirves?
-Ahora que lo dices …
-¿Para qué? Dilo de una vez.
-Lo cierto es que no lo sé. Las viejecitas
amables
dicen que para que juegue con ellas a los bolos,
los niños que para sentirse piratas
doblando los cabos del sur.
Un poeta, un día
dijo que para bruñir el cielo,
el molino
añadió
que para ensayar hermosos gestos
de desafío a Don Quijote.

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