En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
jueves, 1 de febrero de 2007
Hay un reguero de sombra en que se mezcla tu sombra con la mía y con toda la multitud de las sombras de esa gente que pasa sin vernos. Puede que se intercambien, que la sombra que yo me lleve a casa, o que la tuya sean de algún vagabundo sin nombre.
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