sábado, 10 de febrero de 2007

“Polvo,
ceniza,
nada”,
sobre mármol, cristal,
frente a la mar
oceana.

Gente dormida,
con el sueño de la espera como almohada.

Ponemos flores, lloramos
amargas lágrimas,
tenemos miedo de las sombras
que finge
la luna
riéndose a carcajadas
lúgubres, de luz helada,
que apenas hace sombra de la sombra.

Del otro lado
no habrá, digo yo, caminos,
solo
una gran extensión, como una plaza,
sin límites, a la vez
el todo
y la nada.

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