domingo, 18 de febrero de 2007

Comprendo que son muchas las horas del día y que no da el ingenio para llenarlas de emisiones interesantes, divertidas, instructivas o por lo menos amenas, pero todo ello no justifica la emisión de tanto y tan miserable desecho, que por añadidura hay siempre quien colabora en remover y ya advertía don Quijote a Sancho que huele aún peor.

Ha crecido el río, con la últimas, sorprendentes, precipitadas y abundantes lluvias. Como es un río torrencial, cada vez que llueve se hincha y apresura. Viene cargado de tierra en suspensión, del color, el agua, de barro. Ni refleja ni fotografía, como otros días, el paisaje urbano de en torno. Se precipita en la mar, “que es el morir”, que le pregunta lo que trae. El le responde que tierra para el fondo, donde viven criaturas todavía desconocidas.

Y además es domingo.

Los domingos, cuando niño, me llevaban a la misa mayor, que concelebraban tres sacerdotes entre nubes de incienso y música de Bach. La misa mayor era a las diez de la mañana. Había otra a las doce del mediodía, es decir, el mediodomingo, a que asistían las familias, con sus madres encuadernadas de abrigos de piel, según la prosperidad de cada cual, y yo, niño, dije una vez, con cierto éxito, que parecía la misa de los osos, vista desde atrás. Ahora va menos gente a las misas, que se reparten entre sábados por la tarde y domingos. Y en su mayoría, en mi pueblo, gente mayor. Hay muchos menos abrigos de piel y muchos más sintéticos o de esos otros aparentemente blandos, sin peso, como si saliéramos ahora a la lluvia envueltos en un edredón. Y ahora el celebrante se ha vuelto y lo dice todo en el idioma de la gente, alguna de la cual, sin embargo, se sale preguntando lo que quiso decir cuando dijo.

Y es que cuando se dicen las cosas, queriendo decir esto o aquello, quien escucha entiende estotro o aquellotro, que ya decían los chinos lo de que se es esclavo de lo que se dice y dueño de lo que se calla. Pero ¿de qué sirve ser dueño de algo que jamás sabrá nadie si no lo dices nunca?.

Un lío.

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