miércoles, 16 de abril de 2008

Ando por el diccionario
buscando palabras, las desentierro, las siembro
en la superficie blanca de la tierra
de mi papel recién comprado,
din A 4, de 90 gramos, las cultivo metiendo la reja
de la razón alborotada,
desorientada. Voy poniendo
unas aquí, otras del lado de allá, hasta formar
el jardín de un relato.
Nadie lo leerá, va a ser
mi jardín
secreto.
Te invitaré a leerlo, te llevaré a lo más profundo
del macizo de las azaleas, y cuando estés más descuidada,
te robaré un beso.
-¿Y después?
-Después,
ambos,
despertaremos en medio de la noche,
insoportablemente solos.

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