jueves, 3 de abril de 2008

Un poema
o por lo menos parte de sus versos,
puede estar,
como decía Borges del Aleph, en cualquier parte:
detrás de un pétalo mínimo de una margarita,
en la esquina del rellano de la escalera,
en la flexura de tu codo
o flotando en el aire, sobre un copo de polvo
que es
como una estrella fugaz.

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