No me dice nada,
hoy,
al pasar,
el viento.
¿Cómo voy a escribir
si estoy
sin sus palabras de todos los días?
Y,
de pronto,
descubro
que es él, también, el que me trae los sueños,
embarcados
en silenciosos veleros,
que me llevan
de mundo en mundo, más allá del tiempo,
sin el descanso
siquiera
de un recuerdo.
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