No sabe nadie por qué, un autor se escapa de las lecturas habituales de su generación. Casi siempre es difícil de recuperar para incorporarlo a lugar que ya es, en otra edad, inalcanzable para el lector. Queda así una desgarradura en el retal que es el vivir, que de alguna manera produce un inexplicable desasosiego, algo así como cuando se echa de menos algo, no se sabe qué, que hace un momento se llevaba n la mano y ahora falta sin que sepamos en concreto de lo que se trataba.
Leo una gavilla de supuestos poemas. No sé, quince o veinte trabajos. Sólo hay uno o dos, en realidad. Lo demás no me dice, por lo menos, nada. Y sin embargo hay alguien que ha hecho esta selección, ha sentido, tal ven entendido algo que yo no entiendo, no alcanzo, no interpreto, me temo que no existe. Ellos, los poetas, que de seguro lo son, estarán orgullosos de releer, ahora en el libro, el folleto, el ramillete, su composición. Y hasta es probable que esta publicación les sirva para mejorar, perfeccionarse, a lo mejor, en el momento menos esperado, llegar a escribir la composición digna de ser recordada. Merece la pena seguir escribiendo por si un día …
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