Todo el mar,
la mar,
está dentro, y el paisaje entero,
y tú y yo,
en la gota, además transparente,
indecisa,
de agua de lluvia, colgada de la rama,
del árbol,
que de repente cae, desprendida, se convierte,
por un momento
en estrella
y en seguida en recuerdo,
oculto
en el fondo de la mar
que es el todo
y ya no es nada
más que futuro de otra gota de lluvia indecisa
de sabe Dios dónde,
sabe Dios cuándo.
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