Los locos, los poetas,
los vagabundos
y los niños,
son, por lo que lo que logro adivinar, los únicos
depositarios de los sueños,
los dueños de un tesoro
que no les importa repartir.
Los otros, los más ricos, los del papel offset de los periódicos
Y el trato preferente de los bancos,
cuanto más atesoran,
mayor es su terror de cada noche,
cuando oyen pasos,
adivinan sombras,
saben que un numeroso,
sombrío ejército, vigila
sus menores descuidos
para llevarse al menos uno de sus cachivaches,
brillantes trozos necrosados
de su
corazón.
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