El perro me mira, mira
-llueve –me dice-, amo
-no me llames amo, amigo
-guau
-¿Qué has dicho?
-Nada; me río en mi idioma. Los amos
no tenéis perros amigos. Un amigo
no guarda jamás rencor, no se acuerda
más que del afecto que lo mueve, no hace
nada, siquiera por favor,
todo
por amor.
¿Sabes tú lo que es amor, miserable,
lo que quiere decir
estar dispuesto incluso a morir por una sonrisa,
un gesto,
una palabra?
Sólo –añadió- la vida que se vive
por amor
vale la pena.
Luego, siguió ladrando. Sabe Dios
lo que decía. -
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