Cada calle desemboca en otra calle,
la misma hilera de ventanas me refleja, sin embargo, siempre
y a todas
contesto
con la misma voz, que es el mismo
reflejo
del mismo gesto, que, al andar, sin saberlo,
voy repitiendo.
Ese soy yo
Y no el que os mentiría
cada vez que me dejaseis
barajar de nuevo y repartir
entre vosotros
mis palabras.
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