sábado, 22 de septiembre de 2007

Queda una nota,
parpadeando en el aire, como asustada,
y vienen otras,
en bandada,
o solas, pequeños grupos, cada una
como una luciérnaga o la ventana,
lejana,
de la vista nocturna de la ciudad.
Y todo el aire, sin saber cómo
es ahora, ¿te acuerdas?, como la víspera
de la fiesta mayor,
luces de variopinto color, ruido.
Tomaste mi brazo y me dijiste: ¡vámonos!
no puedo soportarlo, es como si la vida
nos estuviera recorriendo de golpe, acabándonos.
Volvimos a la luz, estabas
como ciega, dormida, apartada,
Dime que me querrás siempre
-dijiste-
y te lo dije, pero ya sabía
que no iba a ser verdad,
que nada dura, y lo que dura,
no lo entendemos todavía.

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