MARTES 4 DE SETIEMBRE DE 2007
Nacemos porque una noche cualquiera
dos, todavía desconocidos,
un hombre y una mujer,
hechos un amasijo de sudor y esperanza,
dolor,
amor, incertidumbre
y vértigo, hablaron sin hablar,
rezaron sin palabras:
Señor, tennos juntos en Tu pensamiento.
Y Dios los pensó juntos
y fuimos nosotros, su pensamiento.
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