sábado, 8 de septiembre de 2007

Tres mil y pico de años no son apenas tiempo sideral, pero un minuto puede ser interminable, de modo que el tiempo no es más que una fantasía y otra que me digan ahora que van a construir la máquina del tiempo que soñó H.G.Wells. Lo único, según el de momento proyectista del proyecto, hay que apostillar que no se podrá regresar más que desde el futuro, porque para llegar y volver al pasado, tendrá que estar la máquina ya hecha y preparada para recibir de vuelta a los viajeros.

Estemos atentos a que alguien nos diga que viene de lejos y es nuestro tataranieto que viene a conocernos, no sea que se trate de un singular timador basado en esta espectacular noticia que hoy me preocupa de que van a venir, por si éramos pocos, disfrazados de alienígenas, los descendientes de nuestros descendientes, a darnos tal vez una colleja y varios coscorrones porque estamos haciendo lo que no deberíamos para que no se les complique el código genético.

No estaría mal que nos enseñasen métodos de adelgazamiento o de engorde, según las preferencias de cada menesteroso, puesto que, como suele ocurrir que casi todos querríamos ser peludos los calvos, obesos los anoréxicos y siempre viceversa con las dos únicas excepciones de que los tontos no quieren ser listos, porque no se les puede ocurrir, y los ricos nunca querrán ser pobres, por razones fácilmente imaginables.

1 comentario:

A N A D O U N I dijo...

Es verdad Bosco. La máquina no podría llevarnos a nuestro pasado, solamente podremos recibir visitas del futuro. A no ser que la máquina esté inventada y aparcada donde cayó el árbol sin que nadie lo oyera ¿verdad? A mí me gustaría que así fuera, pues en verdad te digo que me gustaría mucho volver a ver al niño que fuí. Me gustaría ver como se comportaba y como era desde cerca. Yo ya no me acuerdo.

Abrazos.