JUEVES, 13 DE SETIEMPRE DE 2007
A veces, tal parece que el buen padre Dios toma el equivalente de un pincel
y retoca al azar el paisaje de la atardecida,
el resultado es sobrecogedor, una gavilla de colores
se conjuga hasta lo imposible, se finge paisaje dentro
de otro paisaje, nos dice
vete a saber qué cosas que no hemos aprendido a leer en tres mil años,
nos desconciertan, apenas
podemos soportar la inconmensurable hermosura,
tratamos de retratarla, recordar cómo era
para escribir frenéticos,
pintar apresuradamente,
captar, reproducir, apoderarnos del eco del milagro,
Dios sonríe, sabe
que no nos cabe en la cabeza
y de algún modo juega, pienso que bondadosamente,
con nuestro desconcierto. -
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