viernes, 21 de septiembre de 2007

JUEVES 20 DE SETIEMBRE DE 2007

Me pregunto qué ocurre con cada custodio
de los niños que no llegan a nacer. Venían
con una tarjeta, o su equivalente angélico,
en que pone el nombre del niño, el lugar
donde debiera haber nacido,
nombre de padre –en blanco a veces-
y de la madre,
la madre que ahora, cuando ya nada tiene remedio,
está
arrepentida y no sabe llorar, en la esquina
de las desilusiones apagadas, como luciérnagas
muertas.
La madre que es tan guapa, morena, delgada, pálida,
que al ángel, por un momento le gustaría ser humano, mortal, enamorado.
¿Qué va a ser ahora, cuál es el destino de los ángeles
custodios de niños abortados
como amapolas recién arrancadas?

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