En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Con un suspiro, recitó un poema, que fue desvaneciéndose en el aire, como las perezosas hilachas de la niebla se van desmenuzando entre los dedos de un sol recién nacido, que juega con ellas como un niño aburrido.
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