viernes, 28 de septiembre de 2007

Se me ha ocurrido durante el viaje pensar que tanto los genios como los estúpidos podrían ser malformaciones o si se prefiere deformaciones de un modelo único, y a partir de ahí lo serían todas las variaciones que hacen diferentes a las personas y por lo tanto lo que hace la vida unos dirían que tan entretenida, otros que apasionante.

Unas deformaciones son pequeñas, casi insignificantes, otras tan acusadas que producen seres tan distintos como Leonardo y el tonto de cualquier pueblo imaginable.

Y ahora que hablo de Leonardo, me pregunto si cuando dio por terminada La Gioconda se percató de que los perfiles de la boca y los ojos de su pintura eran de por sí algo tan extraordinario o si eso le pareció un simple y sencillo detalle técnico, un recurso para él habitual de su modo de hacer y de resolver los detalles complementarios de la belleza.

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