Alguien me va contando
con la voz apagada,
rota,
del viejo capitán, pata de palo, jubilado,
puede que inexistente, imaginado
de la remota tertulia
de la esquina del puerto donde huele
a lejanía,
a podrido,
a nostalgias
de ballenas azules, rayos verdes
y puestadesoles de color naranja,
alguien me va traduciendo
leyendas
de la mar.
Las leyendas de la mar
las escriben las olas,
con letras entrecruzadas
de olvidadas escrituras
en la arena más tierna de las playas.
Sólo el viejo capitán,
que no busques, no existe, pero está
en la más remota esquina, llena de ternuras
y de habaneras,
del puerto,
comprende aquella letra,
y, si lo encuentras de humor
puede ayudarte a entenderlas. -
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