De un manotazo,
el primero de este año,
aparta el sol la niebla,
la sustituye,
nos atrapa con su luz, nos baña
del sudor de la sorpresa,
va poniendo en cada flor
su único
color
como un pintor que recorriese el cuadro,
encendiese
ahora, aquí, un punto rojo,
allí uno azul,
la pincelada
violeta
que recupera la esquina del paisaje.
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