Me han clavado dos esquejes, en el jardín,
pletóricos de flores, unas lila,
las otras amarillas.
Todas las demás flores
cuchicheaban:
ahora, éstas serán sus preferidas,
se olvidará de regarnos, si no llueve,
nos dejará de hablar como solía.
He descubierto esta mañana, que las flores
también tienen envidia
y por eso
se encienden de color,
rivalizan
exhalando, con orgullo, cada una,
los suspiros
de su fragante olor.
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