Atrapé esta tarde unos versos
que venían,
como siempre,
enganchados en el viento
con que llora sus dudas,
cada vez que las sufre y se le escapan, igual que lágrimas,
de soledad
a mi pensamiento.
Los puse en el papel, quise traerlos
pero volvió a llevárselos
otro soplo, sin darme explicaciones,
como suele hacerlo el aire cuando pasa,
con un siseo.
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