Cada dolor toma posesión de su parcela;
éste es mi imperio –dice-,
y en él se instala, desde él
reclama tu atención y cuanto imaginabas
cede en importancia ante este guerrero
que se ha instalado en un lugar cualquiera de lo que creías
inexpugnable,
con su capa harapienta y su corona de latón
y es como un grito, que a fuerza
de ir siendo más agudo y profundo
llega a ser inaudible, y nadie sabe
si tiene y dónde
eco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario