En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 1 de octubre de 2007
A esta del alba, hora es de oración, Señor …, pero no, Padre, buen Padre Dios, que acabas de reconstruir el día, reedificar la paciencia, volver a regalarme la fe y el amor, rehacerme, tesela a tesela, la esperanza, gracias.
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