En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Hay en cada vida un momento en deja, la vida, de ser humo de colores y se hace carne, sudor enfebrecido. Nadie sabe cómo ni cuando dejamos de ser proyecto y nos hacemos anhelo. Luego ocurre todo lo demás.
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