VIERNES 26 DE OCTUBRE DE 2007
Tengo un amigo pintor
que pinta siena el otoño,
amarillo
y unas gotas del morado del brezo.
El brezo es la violeta del otoño,
pero, como la violeta, apenas es
un parpadeo en el cuadro,
en el paisaje,
en el recuerdo del otoño con que el oso,
remolón,
se entretiene a la puerta de la osera,
mira a su alrededor,
gruñe,
casi se rebela.
Mi amigo pintor, cuando la Navidad,
pinta un rincón del otoño,
yo le contesto
con un
villancico.
Ambos nos deseamos felicidad
con esa tristeza y la nostalgia
que equilibran la alegría
de la Navidad.
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