viernes, 12 de octubre de 2007

JUEVES 11 DE OCTUBRE DE 2007


La calle ahora es mestiza, se entremezclan
extraños idiomas cuyas palabras misteriosas se enganchan
entre mirlos y arbustos
y no sabes, al pasar, si son palabras venenosas
o palabras de amor.

La ciudad entera,
tan pequeña que cabe en un suspiro,
se advierte distinta por toda esta nueva gente, también hermosa,
que tañe con vigor los violines y me recuerda
que todos suenan de otra manera,
más blanda,
más cruel,
como si la hoja de su bisturí helado me recorriera las costuras del alma.

¿Quiénes son?
se advierte que pobres no,
que no están tristes,
que la mayoría están únicamente enfermos de esperanza aguda,
una piedra preciosa brillando engastada apenas
en el aro de acero de nuestro escepticismo.

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