viernes, 9 de noviembre de 2007

Dejan las nubes un claro
y echa el sol una mirada de luz
que recorre el paisaje, lo atusa,
acentúa aquí y allá un color,
como el de la retama, que lo agradece con un suspiro amarillo
o como el brezo,
que es tan tímido que hubiese preferido pasar
desapercibido
y por eso se emboza con jirones de niebla.

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