Domingo,
¡qué pena!
ya no sale nadie
con su traje
de domingo,
por más que una y otra vez,
sea domingo.
¿Dónde están las familias –por delante
la hilera de los niños,
cogidos de la mano,
con trajes de domingo,
detrás papá y mamá,
evidentemente un poco amartelados, mirando
y mirándose en los escaparates, al pasar-
que salían los domingos por la tarde a pasear,
mirar escaparates
y tomar, si acaso, un café o chocolate
con churros o picatostes?
¿Dónde han ido a parar los domingos?
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