Me gustaría volver a correr como los niños,
que nunca van a ninguna parte y van
a todas las que los mayores ya no iremos nunca
jamás.
Me gustaría correr como ellos, sin prisa,
pero con toda la urgencia del mundo sonándome,
como el escrupulillo de un cascabel,
en la cabeza.
A sólo me apresuro
con la imaginación, que se me ha convertido,
poco a poco,
dolorosamente,
en una mezcla de nostalgia y recuerdo,
de ilusión sin sueño.
Me gustaría correr como los niños,
como corro aún,
cuando cierro los ojos y desbarato
las artimañas del tiempo.
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